Amor internauta

Es curioso como la difusión de internet ha propiciado en estos últimos años una nueva manera de entablar relaciones, tanto de amor como de amistad. Cada día son más las personas que conocen gente a través de la red, ya sea por páginas de contactos, chats, foros o incluso blogs. De igual forma las quedadas entre gente que habla a través del Messenger son de lo más habitual. Sin embargo esta nueva forma de relacionarse también entraña riesgos. El anonimato que proporcionan estos medios puede producir en ciertos casos, desilusiones o desagradables sorpresas, más si no hemos sido del todo sinceros con el otro.

Como todo el mundo sabe, se han dado casos de gente que al quedar con la persona con la que llevaban hablando durante meses se ha encontrado con algo totalmente diferente a lo que imaginaban. Una mujer de un pueblo de Valladolid, por ejemplo (digo por ejemplo porque me lo estoy inventando), cuando por fin pensó que iba a conocer al que en teoría era un piloto de aviones, rubio, de ojos azules, y de metro ochenta, se topó con un hombre que en algún momento de su vida se puede decir que fue rubio, que medía uno ochenta sí, pero de perímetro, cuyo ojo de cristal en efecto era azul, pero que por desgracia no era piloto sino un mísero agente de seguros.

Dicha mujer de todas formas tuvo suerte, otra mujer llamada Jacinta, esta vez de un pueblo de Palencia (¿o era Dakota del Sur? nunca me acuerdo cual está arriba y cuál abajo...), se encontró con que había abandonado a su marido y sus 17 hijos por un mapache gris, al que le olían los pies, y que por desgracia también era agente de seguros. Y no son los únicos casos, quien más y quien menos se ha llevado el desengaño de que llevaba 6 meses hablando con un microondas, un lavavajillas, o una termomix. Yo mismo me pasé 3 meses de conversaciones con una cafetera que le robaba internet al vecino. Yo, que no pruebo el café. Y una amiga que tengo se acabó enamorando de una grapadora, con todas las dificultades que eso conlleva cuando se intentan mantener relaciones sexuales.

Por eso a veces, debemos tener cuidado con a quién le damos nuestro messenger puesto que sin comerlo ni beberlo podemos vernos acosados por un psicópata, un jubilado con ganas de mambo o por cualquier electrodoméstico adicto a los antidepresivos.

Claro que no todo son sorpresas desagradables, conozco varios casos de tostadoras que se casaron con exprimidores de zumo gracias a internet, y que ahora además, preparan unos maravillosos desayunos bajos en colesterol. También son conocidas por todos las historias de amor entre impresoras de inyección de tinta y plantas ornamentales, o entre mesas camilla y hamacas de jardín. Incluso Jacinta, al final acabó comprándole al mapache unas plantillas para el olor de pies y eso que como ya he dicho, era agente de seguros. Y es que al fin y al cabo el amor es ciego, no? Y cosas más raras se han visto, hay gente que hasta escribe con el bazo...